LOS MEJORES SEX TOYS PARA EL PLACER PROPIO Y COMPARTIDO

Nacieron como remedio para una presunta histeria femenina. Pero pronto los vibradores, tanto como los consoladores, evolucionaron hacia un nuevo rol: ahora son fieles aliados de una intimidad lúdica que no entiende de edades ni géneros.
La histeria femenina fue considerada durante siglos una enfermedad física cuyo origen estaba en el útero (hyatera, en griego) y, según las autoridades médicas del siglo XIX hacia atrás, estaba relacionada a la falta de satisfacción sexual. Frente a un caso de histeria (como el del “Caso Dora”, que le permitió a Freud inventar el método psicoanalítico), se recetaba el matrimonio, el sexo matrimonial o un masaje genital para llegar al clímax. En eso estaba el inglés Joseph Mortimer Granville cuando decidió poner sus manos a otra obra y crear así el primer vibrador eléctrico de la historia, a finales de la década de 1880. El artefacto era grande, ruidoso e incómodo, pero eficaz. Tanto, que el placer se impuso y aunque Granville repudió públicamente los “usos indebidos” de su invento médico, poco a poco fue sirviendo a propósitos más lúdicos. En el fondo, no se trataba de ningún retroceso: aquello de la “histeria femenina” tenía que ver más con prejuicios machistas que con la ciencia.
El origen del consolador es más difuso. Objetos fálicos de distinto material, o sus imágenes, se remontan a épocas antiguas de la mayoría de las culturas de la humanidad, desde Grecia hasta China; de las Américas precolombinas a la India Brahmánica. Su difusión comercial se produjo luego de la revolución industrial, con materiales (como el caucho), más amables y menos peligrosos que la madera lustrada o el vidrio. Desde 1850 hasta aquí, el desarrollo del consolador admitió innumerables formas, tamaños, materiales y texturas para placer de hombres y mujeres que se animaron a condimentar el viejo y querido arte de masturbarse.
Hoy, los sex shops están atiborrados de opciones para todos los gustos e intereses, con juguetes que evolucionaron a través de los años y conquistaron su espacio. Vibradores, consoladores y otros accesorios ya son parte definitiva de la exploración de la sexualidad propia y compartida.
Jugate conmigo
Generalmente, los sex toys tienen dos campos de acción: por un lado, la masturbación, su uso personal e individual; por el otro, su incorporación como elemento extra a la relación sexual en una pareja. En ambos casos se transforman en un gran aliado del placer. La pregunta es cómo elegir los mejores juguetes para cada situación. Si bien no existe un manual para saber por dónde empezar o cómo –cada persona tiene un gusto diferente y es sensible a estímulos distintos-, los vibradores siempre son de fácil interacción y tienen un atractivo claro: brindan una sensación placentera de inmediato, que se puede disfrutar en soledad o en compañía. Existe un sinfín de vibradores de todos formatos y colores, con presentaciones cada vez más cuidadas y de mejor calidad. En el sex shop Kisme, por ejemplo, el catálogo online tiene más de 15 páginas con opciones de todo tipo: vibradores anales, con forma de anillo o de balas, los más clásicos, algunos discretos, ideales para la doble penetración o para alcanzar el punto G, de apariencia realista, rotadores (sí, ¡giran!) y para usar como strap-on. La mayoría son de fabricación nacional, de la marca DigitalSex69, que no tienen nada que envidiarle a los importados y ofrecen una gran relación precio-calidad. Son accesibles y confiables.
Del enorme abanico de posibilidades, tenemos algunos favoritos que pueden servir como sugerencia o guía para saber dónde empezar a mirar. Si la intención es sumar un condimento al sexo en pareja, los anillos vibradores peneanos son un genial punto de partida. Se colocan alrededor del pene y a través de su vibración dan una sensación muy satisfactoria tanto para quien lo tiene puesto como para quien recibe su estímulo indirectamente. Nos encanta “el Torito” o “Matador”, un anillo de silicona que tiene forma de cabeza de toro: gracias a la protuberancia de la boca y los cuernos, puede servir para la estimulación anal o del clítoris dependiendo de la posición. Además, promete sostener y prolongar la erección. Tiene un control remoto (con cable) para regular la intensidad y prenderlo o apagarlo según se prefiera.
Dentro de la misma categoría de sex toys, para la masturbación hay todavía más opciones. Enfocados en la estimulación del clítoris o vaginal hay muchísimos juguetes que varían en tamaño y función. Si lo que se busca es algo más que nada externo, son muy útiles los vibradores con forma de bala, que vienen en modelos muy discretos. Si se busca alcanzar el punto G, hay varios masajeadores diseñados para penetrar suavemente hasta ese spot. Y si la intención está en obtener penetración plena con un plus de excitación, lo ideal son los vibradores que también ofician de consoladores, uno de los mejores inventos de la modernidad. Muy recomendable el “Super Niño Vibrador”, que logra imitar la textura de un pene real pero tiene algo que la naturaleza no puede ofrecer: un cosquilleo intenso que se puede regular en intensidad hasta llegar al clímax. En una breve exploración, se pueden encontrar consoladores similares pero en menores o mayores tamaños, con o sin poder vibratorio. Más allá de la masturbación, es importante destacar que todos estos juguetes pueden incorporarse en la previa al sexo de a dos, para innovar y seducir(se) desde otro lado, rompiendo moldes y ganando en placer.
La oferta no termina acá: el universo del sex shop es gigante, casi inabarcable, como son las diferentes preferencias sexuales, búsquedas individuales de placer y fetiches de los seres humanos. Sin ir más lejos, uno de los hits indiscutidos de la juguetería para adultos es el Luxus, un triple estimulador de la familia de los consoladores, de industria nacional, que permite a las mujeres ser penetradas analmente, vaginalmente y a la vez tener una extensión de silicona para penetrar a otra/o. De un tirón, estimula todos los puntos y ayuda a estimular a la pareja en una vorágine de disfrute. Es el accesorio perfecto para el sexo entre mujeres o para aquellos amantes heterosexuales que quieran incursionar en el pegging (el intercambio de roles en la penetración). Y esto, solo como ejemplo: la experimentación recién comienza cuando se adquiere un vibrador o un consolador; la masturbación y el sexo son tan versátiles como un mercado que se actualiza día a día con inventos pensados para expandir el horizonte del placer. Basta con probar: ¿qué puede salir mal?